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se convirtió pronto en un jardín interior frondoso donde la incorporación de plantas autóctonas puede considerarse como el primer ensayo de jardín canario conocido.
La Ley de Puertos Francos concedida al Archipiélago en 1852 supuso la liberalización de la entrada y salida de mercancías de todo tipo por los puertos de las islas. Cabe suponer que esta ley, tan importante para el desarrollo de la economía insular, favoreciera la entrada de todo tipo de vegetales procedentes de las colonias americanas y de Filipinas. Principalmente de Cuba y de Venezuela.
En diciembre de 1856 llega a Santa Cruz en compañía del Sr. Hermann Honneger, comerciante suizo afincado en la ciudad, Hermann Josef Wildpret joven jardinero suizo de 22 años para atender los jardines de Honneger. Residió dos años en Santa Cruz y por motivos profesiona- les se traslado a La Orotava donde fundó un negocio de Jardinería y Producciones de semillas y frutos. En agosto de 1860 fue contratado como jardinero mayor para levantar de su estado ruinoso al Jardín de Aclimatación de Plantas de la Orotava. En su larga vida profesional importó mas de 5000 especies vegetales y contribuyó a la creación de numerosos jardines públicos y privados. No he podido averiguar sus actuaciones en Santa Cruz pero con toda seguridad mantuvo relaciones desde La Orotava y el Jardín de Aclimatación con la ciudad.
El 11 de abril de 1857 llega procedente de Funchal, donde residía desde 1855 el botánico alemán Hermann Schacht. Permaneció en la isla hasta el 18 de agosto del mismo año. De su relación de árboles frutales merecen citarse, almendros, albaricoques, cerezos, ciruelos, guayabos, mandarinos, manzanos, melocotones, morales, naranjos y perales ya citados anteriormente por Bory de Saint Vincent. Por su interés histórico se puede conocer aproximadamente la edad del famoso baobab que se hallaba en el jardín del señor Mendizábal en el callejón del Judío (hoy calle del Adelantado) el comentario dice así: “en el jardín del señor Mendizábal vi un ejemplar de 40 años cuyo tronco medía 10 pies de perímetro ...” (este –árbol fue sacrificado en 1881, a los 64 años de su existencia a pesar de las gestiones y presiones que se llevaron a cabo para salvarlo). En un capítulo dedicado a los jardines de Tenerife, Schacht escribe: “Que aspecto tan diferente ofre- cen los jardines de Santa Cruz de Tenerife. En ellos no se encuentra mucho aparte del baobab, una hermosa palmera real (Oreodoxa regia) y algunos ejemplares grandes de Cereus. Schacht se alojó en la Fonda Inglesa en cuyo patio le llamaron la atención “unas enredaderas tropicales de pereskias, caesalpinias, pasifloras etc. Y respecto al Jardín Botánico de La Orotava , que por aquel entonces se hallaba casi abandonado “...es ahora mucho más una huerta grande en la que quedan algunas plantas foráneas”. Solo cita como interesantes a los endemismos tinerfeños Echium simplex y Statice arbórea y la menos hermosa Statice macropphylla y finaliza: “...en paseos y jardines de la ciudad suele verse Melia azedarach árbol de mediano tamaño con ramilletes de flores azules y racimos de bayas amarillas”. Sobre las dos Alamedas existentes escribe: “La Alameda, paseo público de portal rococó al lado del puerto, resulta pequeña y poco concurrida, ya existe una segunda Alameda, recientemente construida en la parte alta de la ciudad a la que le faltan todavía los árboles”. En este caso se refiere a la que con el tiempo sería la Plaza del Príncipe.
El 29 de mayo de 1859 la reina Isabel II concedió a Santa Cruz el título de ciudad. En realidad ya lo era de hecho desde mucho tiempo antes.